¿Por qué todo el mundo está usando un gorrito crochet?
- Maria Rodriguez Vazquez
- 10 sept
- 2 Min. de lectura
En las últimas fashion weeks, un accesorio chiquito empezó a llamar la atención: el crochet skullcap (o gorrito tejido ajustado). Minimalista, retro y con un aire artesanal, apareció en pasarelas, street style y perfiles de Instagram. Y como suele pasar, lo que parecía detalle se transformó en tendencia global.
De las pasarelas al street style
El gorrito crochet no nació en TikTok ni en Pinterest: se vio primero en pasarelas como Miu Miu, Marine Serre y Vaquera, y después bajó al street style en Copenhague, París y Nueva York. Al ser una prenda simple, portátil y barata de replicar, se convirtió rápido en accesorio de temporada.
Un símbolo de lo hecho a mano
En un mercado saturado de fast fashion, el crochet conecta con lo artesanal. Transmite algo distinto: tiempo, dedicación, textura. Es un statement silencioso que combina bien con looks minimalistas, pero también con propuestas maximalistas si se juega con colores y patrones.
La validación de las celebridades
El skullcap ganó fuerza cuando empezó a aparecer en cabezas conocidas: Bella Hadid, Julia Fox y hasta insiders de moda lo llevaron en eventos recientes. Esa visibilidad ayudó a consolidarlo como micro-trend que hoy ya circula en redes.
¿Por qué engancha tanto?
Es fotogénico: aporta textura y foco en cualquier look.
Es accesible: podés comprarlo en tiendas independientes o hacerlo vos misma.
Es adaptable: funciona en outfits urbanos, playeros o de entretiempo.
Además, tiene un aire nostálgico que conecta con los 2000, pero reinterpretado para un presente que busca identidad y autenticidad en los accesorios.
Desde Faier: la fuerza de los micro-trends
El caso del gorrito crochet muestra cómo un accesorio chico puede marcar la conversación global si cumple con tres condiciones: es replicable, es estético y tiene validación cultural.
Para las marcas, la oportunidad está en detectar estos micro-trends a tiempo, no para copiarlos de forma masiva, sino para adaptarlos a su identidad y sumarse a la conversación cultural con sentido.
María Rodríguez Vázquez
FAIER Digital Agency.
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